domingo, 24 de junio de 2012

Madre (cuento de terror)

El hijo que tendríamos juntos creció en el vientre de otra. Ella te besó y yo también; con ambas dormiste y soñaste. De forma simbólica lo gestaste en mí, aunque me hayas abandonado.
 Sí, se supone que ella es la madre, pero si ese bebé es tuyo y tú eres mío, ¿no es en parte también mi hijo? (sí, eres mío, aunque no me hables, aunque me evites, aunque hayas puesto esa ridícula orden de alejamiento). Si hasta se llamará Damián como tu padre, así lo habíamos planeado. Es mío, es mío, no lo niegues, Ricardo. No puedes culparme por querer estar con él, por abrazarlo.
 Debo decirte algo importante: hoy, por la ventana, vi a Luisa hablando por teléfono, sentada en un sillón, riendo y acariciando su panza de 5 meses. No vas a creer lo que pasó: la chancha de mierda empezó a tomar. Sí, la muy puta, embarazada, estaba tomando cerveza. La impotencia me hizo llorar. Actué por ira, Ricardo; actué por amor e instinto materno.

 Yo tenía que salvar a Damián de ella. Amarré a Luisa a la cama, y con un cuchillo, cercené delicadamente su vientre, buscando el útero. Antes de quedar inconciente, la mamá del año no paraba de gritar, que “no me mates”, que “piensa en mi guagua”. Le contesté: “eso hago, perra”. Había mucha sangre: en su torso, en mis manos, en el cubrecamas que solía ser blanco. Luisa parecía un maniquí pálido, iluminado solo por la luz que venía de la calle. Cuando empezó a brotar un líquido transparente, supe que mi ángel pronto llegaría a la Tierra.

 Así nació nuestro chiquito: apenas lo tomé en brazos, se quedó dormido. Está muy quieto, creo que será un niño tranquilo. Tiene los ojos grandes como los míos, pero lo más hermoso es que sacó tu nariz; sí, Ricardo, tu naricita. Míralo, mi amor, por favor míralo; sé que estás en shock, esto también me emociona. Llora todo lo que quieras. Por favor, habla despacio, no grites, querido: podrías despertar al Damiancito.

Lo que le diría a un amigo con depre (poema)

Guachis,
las ganas de vivir
son como las llaves:
siempre se nos pierden,
siempre las encontramos.
Si te desesperas, no las verás
aunque las tengas al frente.
Por lo demás,
cuenta conmigo
para ayudarte a buscarlas.
Creo que están
donde ya revisaste.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Poema corto

Por supuesto que creo en el amor eterno:
ya he tenido cinco.

Voz interior (poema corto)

Escucho mi corazón.
Pero entre tanto latido,
no entiendo clave morse.

Dreaming (poema corto)

Tal vez por eso,
se les dice sueños a los sueños:
a la mayoría
les da pereza cumplirlos.

Renata* (cuento)

María Antonieta, reina de Francia, luego de morir y nacer muchas veces, volvió al pasado y se conoció a sí misma. Se hizo pasar por una sirvienta huérfana y vigiló que representara el papel que le correspondía a la historia: para esto, fue cercana a la delfina, rescatándola todas las veces que intentó suicidarse en los siete años en los que su esposo, quién en secreto padecía un evidente retraso mental, no pudo siquiera consumar el matrimonio; imperceptiblemente, alejó a todo varón venéreo en la edad promiscua, y evitó la sobredosis; cuando la gloria acabó y fue encarcelada, cuidó en la celda de su yo del pasado, convirtiéndose en su amiga, su madre, su confidente. La niña de 38 años sacó fuerzas de ella, y aguantó la humillación merecida. En el último día, la mujer del futuro le dio un abrazo y un tranquilizante: “Tómalo, no te dolerá”. María Antonieta caminó a su destino con la cabeza en alto, y cuando la perdió, su rostro mantuvo una sonrisa sutil. Sólo ella misma lloró, en silencio.


(*)Renata significa "renacida".

Cómplice


Cuento Finalista Concurso Cuéntame Valparaíso, 2009.
Luego de soportar meses de abuso, Pamela abandonó su hogar y se despidió del ascensor en el que había trabajado por años, y de la vista panorámica testigo de su dolor. hizo su maleta, tratando de olvidar la discusión, los golpes. Erróneamente, sentía que nadie le creería que fue en defensa propia: su único testigo era un perro, ese perro vago que insistentemente entraba con quienes subían y bajaban en ese ancestral lugar. Dejó atrás la mirada comprensiva del can, y sin perder un minuto más, se deshizo del cuerpo, camuflándolo en los desperdicios del Cementerio de Playa Ancha, y huyó rápido, sintiendo que olvidaba algo al bajar al plan por última vez.
Quizás habría vivido el resto de su vida más tranquila si se hubiera enterado que todas las manchas de sangre que quedaron en el piso fueron borradas con orina canina.

Infiel (cuento corto)

Amor, creí que éramos almas gemelas… pero en realidad, somos trillizos.

FINALISTA TWITTERATURA 2011 (microcuento)

Príncipe Azul, demórate todo lo que quieras: me estoy divirtiendo con los marqueses.

Patagonia silenciosa (poema)

Yagas Yaganes Yámanas yacen
raíces de guindos y robles secos
guardan el alma de un pueblo recordado.
Con Cristina, la cristiana,
el canal Beagle llora sus olas.
Con Cristina, la cristiana,
los huesos de focas y guanacos en museos
evocan el equilibrio perdido.
Con Cristina, la cristiana
una vela, a punto de apagarse
un Cristo indígena crucificado
sangra espuma del estrecho de Magallanes.
No fue el alcohol ni la enfermedad.
No fue la soberbia blanca
ni la extinción animal.
Fue el darwinismo social:
el bruto se come al más bueno.
Fue el jugar a la verdad,
el creer que lo distinto es lo erróneo.
Yagán oculto, eres humano y luego raza.
siente orgullo de tu origen, y compártelo.
En tu piel oscura, tus antepasados tocan el mundo.
En tus ojos pequeños, mil miradas te protegen.
De la paz de tu gente muerta
nace el entendimiento
de un mundo humano.
Humano,
en el buen sentido
de la palabra humanidad.

Por dentro

“Una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma”
Agrado, Todo sobre mi madre.
¿Cómo eres cuando estás contigo mismo?
¿Eres reflexivo o melancólico?
¿Te gusta pensar en cosas extrañas o abstractas sobre la vida, mientras cuentas los puntos en el techo?
¿Recuerdas el pasado, lo bueno, lo malo?
¿Te ríes, te entristeces o te avergüenzas, como en aquel entonces?
¿Te arrepientes de lo que ya es irremediable?
¿Te deprimes?
¿Te das ánimo?
¿Qué te dices?
¿Te gusta estar contigo?
¿Haces cosas placenteras, relajantes, o te torturas?
¿Te aburres?
¿Te sientes solo, aunque estás contigo?
¿Te atreves a mirar tu interior sin escrúpulos?
¿Eres capaz de aceptarte?
¿En qué piensas antes de dormirte?
¿En algún problema?
¿En algo común o bello del día?
¿En alguien a quien amas?
¿Estás en paz o atormentado?
¿Te rehúyes, refugiándote en la sociedad, como si no te estuvieras siguiendo como tu propia sombra?
¿Usas máscaras también contigo?
¿Te amas o te desprecias?
¿Por qué?
¿Te atreves a soñar, a hacerlo sin miedo, independientemente de si el deseo o la meta se cumplan?
¿Eres tu amigo?
¿Sabes que nunca terminarás de conocerte?

¿Puedes contar contigo?

Si tu interior te molesta, es porque tienes algo que superar, algo que hacer;
si eres feliz, eres tú mismo.

No nato, no morto (poema corto)

¿Es aborto
terminar con el amor de tu vida
y dejar a los niños que tendrían juntos
flotando en el espacio?

Masacre (poema corto)

¿Y si eres lobo y yo conejo,
y me devoras de a poquito,
de improviso,
y estando muerta
y digerida,
vivo dentro de ti
por siempre?

lunes, 7 de enero de 2008

Balde de Agua Fría (microcuento)

- Amor, te amo tanto, que te regalo la luna...

- Lo siento, cariño, pero ya me la dio mi ex.

Autos

Caminaban tranquilamente por la ciudad, deteniéndose cada cierto tiempo, observando, cuando llegaron al final de la cuadra. Uno de ellos se aproximó a cruzar, pero el otro lo detuvo, diciendo: “Tenemos que esperar a que dejen de pasar los autos”.

Así pasaron horas, días, noches, meses, años, siglos. Cuando en el cielo se vislumbraron las primeras naves espaciales, ambos se miraron a los ojos y comenzaron a cruzar la calle.

Donde fuego hubo, cenizas quedan (poema corto)

Las cenizas se las lleva el viento
porque de ellas
no se puede hacer fuego.

Pena (poema)

¿Por qué quien llora
ríe como llorando?

¿Por qué quien ríe
llora como riendo?

Las lágrimas traicionan
a la tristeza con la emoción.

¿Será que ni las lágrimas
pueden amar la pena?

Despedida de soltero (cuento)

Música y gemidos rebalzaban las ventanas del burdel. Un hombre con cara de santo festejaba el último día de soltería con una muchacha desnuda y voluptuosa: 
¿Y cuándo se casa, papito? Preguntó ella con profesional picardía. El hombre se echó a reír.
No me caso, mijita: me hago cura...

Ernestito Tapia

¡Pobre Chilenígena! ¡Pobre chico de ojos grandes y piel verde, de rasgos araucanos e intergalácticos, latinos y marcianos!
Ernestito Tapia era un niño triste y solitario, que sin entender muy bien el porqué, se sabía rechazado: los niños se reían de él. Y por motivos tan estúpidos como el tener manos pulposas, lágrimas flotantes, cabeza redonda, o el no poder hablar tan bien como los otros chicos.
Pero al fin y el cabo nada de eso le afectaba. Él sufría por otra razón: por un vacío en su interior que se acrecentó el día en que, en el jardín infantil, le pidieron a los niños que hablasen del trabajo de sus padres:
Mi mamá es enfermera y mi papá doctor; mi mamá es abogada y mi papá leñador; mi mamá es cantante y mi papá escritor; mi mamá es puta y mi papá político; mi mamá es monja y mi papá cura… etc.
Ernestito sabía que su mamá era secretaria, pero jamás había oído hablar de su padre, y menos de su oficio.

Cuando lo pasaron a buscar, él ya estaba decidido a preguntar todo sobre su padre. Ernestito sorpresivamente y mirando a su madre con seriedad, dio inicio a su interrogatorio:
Mamá… ¿Dónde está mi papá?
La mujer quedó desconcertada. Nunca pensó que aquel día llegaría tan pronto.

Recordó aquella vez, hace casi 5 años, cuando estaba conduciendo sola por una ruta solitaria. Una luz potente lo paralizó todo: cayó inconsciente, y despertó al día siguiente con el pelo más largo y embarazada de 8 meses.

¿Dónde está papá? Insistió Ernestito.
En las estrellas... Contestó la mujer, sin saber si hacía lo correcto.

No fue necesario dar más explicaciones. Con tamaña respuesta, Ernestito, emocionado, enmudeció: por fin sabía algo de su padre, por fin era un niño feliz.


Al día siguiente, en el Jardín, las tías les preguntaron a los niños que querían ser cuando grandes:
¡Pirata!; ¡veterinaria!; ¡pintora!; ¡doctor!; ¡narco!; ¡piloto!; ¡futbolista! ; ¡tetera! ; ¡presidente! ; ¡bombero!; ¡policía! Gritaban entusiastas los niños.

Entonces apareció Ernestito. Los niños comenzaron a callar. Un silencio recorrió la sala.
Yo quiero ser astronauta dijo igual que mi papá.

¡Atención, Suicida!

¿Usted considera este un mundo horrible? ¿Ha sentido que de noche desea dormir y no volver a despertar? ¿Odia la vida? ¿Está aburrido de ella? ¿Quiere acabar con todo, suicidarse? Pero no puede: Va contra sus principios, no posee el valor para matarse, o no quiere herir a sus familiares y amigos. ¿Qué hacer entonces? Pues muy sencillo: seguir las novedosas técnicas de “Suicidio Indirecto 2000”. Con dedicación, constancia, y la práctica de nuestros consejos, la muerte no tardará en llegar.

1. Primero que todo, comience a fumar. Se sabe que cada cigarrillo quita 5 minutos de vida. Fume como loco, devórese, tráguese, arrase con cada cajetilla como si fuera la última. Aspire el humo, el sensual humo plateado, como si fuese aire puro de montaña (que por cierto debe evitar). No solo su vida quedará mermada: ganará un amigo plástico, una seguridad falsa, el disfrute de un placer sublime y narcótico.
2. La mala alimentación es importantísima. Consuma gran cantidad de grasas, carnes rojas, frituras, comida chatarra y masas. Evite el comer variado: prohíbase el pescado, las frutas y las verduras. Si las consume, asegúrese de que sean ricas en pesticidas. Los productos sintéticos también son de gran utilidad: jugos en polvo, bebidas gaseosas, saborizantes, productos generosos en colorantes, preservantes y aditivos. Sus defensas bajarán, su colesterol y obesidad aumentarán, y adquirirá un sin número de enfermedades “a la moda”.
3. Recuerde no hacer ejercicio. Prefiera el auto a la bicicleta, el taxi a caminar. Aunque vaya al segundo piso, ocupe el ascensor. Para usted es preferible el fútbol como espectador que como jugador. Olvídese de los aeróbicos, del gimnasio tres veces por semana, de las caminatas a orillas del mar. Confórmese con pasar sus horas libres frente al televisor, viendo como hombres y mujeres esbeltos se ejercitan vendiendo milagrosas máquinas para hacer abdominales (¡¡Oh, John, es increíble!! ¡¡Es fácil, cómodo y económico!! ¡¡y se guarda bajo la cama!!… )
4. Olvídese de todas esas pequeñas prácticas que le enseñaron cuando niño. No se lave las manos después de ir al baño, ni antes de almorzar, o al cocinar. Preocúpese de andar con los cordones desabrochados, especialmente al bajar las escaleras corriendo, y a oscuras. Balancease en la silla. No abroche el cinturón de seguridad. No mire a ambos lados antes de cruzar la calle, y hágalo con luz roja, a media cuadra, lejos del paso de cebra. No se dé toda la vuelta, cuando puede hacerlo más rápido y peligroso por este lado. No esté pendiente de lo que ocurre: camine hablando por celular, escuchando su mp3 o leyendo el diario.
5. No inspeccione su casa. No verifique que todo esté correcto y seguro. Tal vez así haya una fuga de gas en la noche, y se vaya en un sueño tranquilo. Tenga la mayor cantidad de electrodomésticos funcionando a la vez, y con la peor instalación posible, para que así una falla en el sistema provoque un incendio. Tenga el cálifon en el baño y en malas condiciones, y morirá accidentalmente intoxicado por monóxido de carbono. Que su vivienda no sea antisísmica ni resistente: sea como 2 de los 3 chanchitos, que aunque el lobo no sople igual se caiga. No haga caso de las operaciones “Daisy”. Deje puertas y ventanas sin pestillo en la noche, haga su casa robable y asaltable. No lleve su auto a revisiones técnicas, no le preste atención a los frenos.
6. Lleve una vida libertina y despreocupada. Sumérjase en la noche, emborráchese, dróguese, acuéstese con hombres, mujeres o perros sin usar condón. No piense. No mida consecuencias. Quizás sufra de alguna sobredosis, contraiga SIDA u otra enfermedad venérea y mortal. Estando ebrio insulte y golpee a todos. No faltará quien posea un arma, que en un arranque de ira lo arranque del mundo. Recuerde conducir borracho, no pase las llaves… amenos que sea a un desconocido. Sea irresponsable, un alegre adolescente eterno. No se lo quita nadie.
7. Así como la despreocupación es letal, el otro extremo también lo es. Elija la alternativa que más le acomode. Puede desarrollar el mal humor y una actitud pesimista. Viva agotado, agobiado, haga de la irritabilidad y el estrés su pan de cada día. No trabaje para vivir: viva para trabajar, y en algo que odie. Descuide su vida personal: acentuará la angustia y la soledad. No escuche a los que digan que ya ha sido suficiente por hoy, que se relaje. Ellos no desean su bien: quieren que se vuelva una persona mediocre. Viva bajo presión. Ganará otro millón de enfermedades a la moda, como úlceras, taquicardia y derrames cerebrales. Húndase en sus problemas, en sus miedos, en su depresión. El optimismo y la alegría son enemigos de la muerte.
8. Desarrolle la falta de tino. Predique
la Biblia en un concierto de rock satánico. Asista a una reunión del “Frente Patriótico Manuel Rodríguez” un 11 de septiembre, exclamando que ama a Pinochet, que debió matarlos a todos. Disfrácese de judío, negro y transexual, y vaya a seducir a unos neonazis. Camine por calles oscuras a altas horas de la noche por barrios marginales y conflictivos, haciendo gala de objetos de valor. Muéstrese soberbio, vanidoso, rico. Cuando lo asalten, defiéndase, oponga resistencia y búrlese de la vulgaridad de sus opresores. Sáqueles en cara lo superior que es usted a ellos. Abra las viejas heridas sociales.
9. Si en su país la pena de muerte es legal, aproveche de asesinar a sangre fría a dos o tres políticos corruptos. De esta forma no solo usted morirá: le hará un bien a la humanidad.

Ahora siga estos prácticos consejos, estimado suicida, que la vida es larga o corta dependiendo en gran parte de la propia conducta. Paciencia: tal vez los resultados no sean inmediatos. Mas no desespere, que al fin y al cabo, la muerte siempre llegará.